✈️ Los viajes de Miles – Episodio 4: La habitación que faltaba

Ansiedad de Miles en la recepción del hotel imaginando posibles compañeros de cuarto

Al llegar al hotel, el recepcionista anunció un problema: faltaba una habitación. El grupo entero quedó en suspenso, intentando resolver quién compartiría. Apenas escuchó esas palabras, Miles sintió un frío en el estómago. —¿Y si me toca a mí? —pensó. En segundos, su cabeza se transformó en una calculadora frenética, diseñando escenarios posibles:

  • Opción 1: Miles + el obsesivo del pasaporte → Insomnio garantizado por rituales infinitos, pero todo bajo control. Espacio dividido al milímetro, revisiones nocturnas del pasaporte y largas discusiones sobre la ubicación exacta de la valija.
  • Opción 2: Miles + la hipocondríaca nómada → Estrés crónico y récord mundial de consumo de alcohol en gel. Cada movimiento bajo vigilancia: toallitas, desinfección de superficies, y la posibilidad de tener que dormir con barbijo.
  • Opción 3: Miles + el minimalista radical → Sensación de retiro forzado en un monasterio sin calefacción. Conversaciones sobre desapego, shampoo considerado un lujo innecesario, y un aire de retiro espiritual involuntario.
  • Opción 4: Miles + el controlador–turista → Dormir dentro de una hoja de Excel. Luz apagada a las 23:07, alarma a las 6:43, y desayuno programado con precisión militar.

Cada cálculo lo enredaba más. Su mente corría: “¿Necesito un plan de escape? ¿Un cronograma de uso del baño? ¿Un contrato de silencio nocturno?”. Su cuerpo ya había transitado todas las incomodidades posibles, como si fueran reales. Y en medio de ese torbellino, el coordinador anunció que la habitación compartida no sería la de Miles. Alivio inmediato. Pero ya era tarde: su cabeza había vivido cada escenario como si hubiera ocurrido de verdad.

🌪️ Catastrofismo anticipado

Lo que vivió Miles en ese lobby es un ejemplo perfecto de catastrofismo anticipado: la tendencia a imaginar el peor escenario como si fuera inevitable. Este mecanismo alguna vez nos ayudó a anticipar peligros reales, pero hoy se convierte en una trampa: confundir imaginación con realidad. La psicología lo explica como una distorsión cognitiva que alimenta la ansiedad, agota la energía y nos roba vitalidad emocional. La enseñanza es clara: cuanto más dejamos correr la mente sin freno, más sufrimos por hipótesis. Y cuanto más volvemos al presente, descubrimos que en este instante no hay ninguna catástrofe ocurriendo.

“Si el problema aún no existe, ¿para qué cargarlo? Y si ya pasó, ¿para qué cargarlo otra vez?”

🔗 Cómo detener el catastrofismo — Verywell Health


English version

✈️ The Journeys of Miles – Episode 4: The Missing Room

Miles at the hotel front desk, picturing possible roommates and spiralling a bit

At the hotel, the receptionist announced a problem: a room was missing. The whole group froze, trying to work out who would share. The moment he heard those words, Miles felt a chill in his stomach. “What if it’s me?” he thought. In seconds, his head turned into a frantic calculator, sketching out possible scenarios:

  • Option 1: Miles + the passport obsessive → Insomnia guaranteed by endless rituals, but everything under control. Space divided to the millimeter, midnight passport checks, and long debates about the suitcase’s exact position.
  • Option 2: Miles + the nomadic hypochondriac → Chronic stress and a world record in hand-sanitizer consumption. Every move under scrutiny: wipes, surface disinfecting, and the chance of sleeping in a face mask.
  • Option 3: Miles + the radical minimalist → The vibe of a silent retreat in an unheated monastery. Conversations about detachment, shampoo classified as unnecessary luxury, and an air of involuntary asceticism.
  • Option 4: Miles + the controller–tourist → Sleeping inside a spreadsheet. Lights out at 11:07 p.m., alarm at 6:43, breakfast scheduled with military precision.

Each calculation tangled him further. His mind ran: “Do I need an escape plan? A bathroom timetable? A nocturnal silence contract?” His body had already endured every possible discomfort—as if they’d really happened. And in the middle of that whirlwind, the coordinator announced the shared room wouldn’t be Miles’s. Instant relief. But it was too late: his head had lived through every scenario as if it were real.

🌪️ Anticipatory Catastrophizing

What Miles experienced in that lobby is a textbook case of anticipatory catastrophizing: the tendency to imagine the worst scenario as if it were inevitable. Once upon a time this helped us anticipate real dangers, but today it morphs into a trap: confusing imagination with reality. Psychology frames it as a cognitive distortion that fuels anxiety, drains energy, and steals emotional vitality. The lesson is clear: the more we let the mind run unchecked, the more we suffer over hypotheses. And the more we return to the present, the more we discover that—right now—no catastrophe is actually happening.

“If the problem doesn’t exist yet, why carry it? And if it already passed, why carry it again?”

🔗 How to stop catastrophizing — Verywell Health

info@aventurapremium.com
@avventurapremium

Viajes por el mundo, aventuras inolvidables

🔍 Sobre este sitio: Las experiencias aquí presentadas están cuidadosamente seleccionadas, redactadas de forma original y editadas con enfoque personal. Aventura Premium no organiza directamente estas actividades, sino que actúa como una plataforma de inspiración y selección de propuestas culturales y sensoriales ofrecidas por terceros.

🌍 Conoce más sobre el proyecto →